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Estanqueidad / Estanquidad

Uno de los objetivos principales a la hora de diseñar cualquier envase plástico que contenga en su interior cualquier producto es el de mantener el envase con la estanqueidad idónea que permita dar una seguridad de que no va a haber merma en el producto hasta que el consumidor final decida abrir el envase. La estanqueidad o “estanquidad” es la cualidad que permite tener la certeza y garantía de que el envase no va a tener fuga de producto por ningún sitio, asegurándose al mismo tiempo la inviolabilidad del envase y la garantía de protección frente al exterior.

Normalmente el cierre hermético con el tapón del envase debería ser suficiente para poder garantizar la estanqueidad del mismo, es decir, que no hubiesen fugas o entradas indeseadas. Pero hay veces que el propio cierre del tapón no garantiza dicha estanqueidad por cualquier defecto, deformación o fallo en el diseño.

En estos casos, puede ser de gran ayuda la colocación de un opérculo o bien una junta o sello de espuma de polietileno (lo que llamamos una junta de estanqueidad) en el fondo del tapón que se amolda a la forma que tiene el mismo y ayuda a evitar las fugas de líquido o producto indeseadas, ayudando también a que las mermas y pérdidas de producto sean eliminadas con el consiguiente ahorro en quejas innecesarias por parte de los clientes.

Para cada tapón y cada caso, será necesario utilizar un espesor apropiado y la densidad de espuma necesaria para que haga el efecto deseado, obteniendo así el cliente un valor añadido al envase y la seguridad de que todo el producto dispensado llega al consumidor final.